A pesar de que los papás somos bien herejes, tenemos que participar en el rito navideño. No queda de otra.
Este año tocó en casa y vinieron los abuelos paternos y su tía Mariana. Cenamos rico, como siempre. Vale la pena mencionar ese arroz horneado que a la abuela le sale de campeonato. Por primera vez papá hizo los tradicionales filetes con champiñones que le quedaron re-bien. Además, hubo licores finos, ravioles, ensalada, consomé y otros guisos que pudieron haber alimentado a más de 10 personas. De hecho, eso fue lo mejor: sobró comida para alimentarnos lo que resta del año.
lunes, 25 de diciembre de 2006
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